SANTIAGO. – Con la encomienda de atacar la zona de strike. los Marineros de Seattle otorgaron
el permiso al prospecto Yohan Ramírez, para jugar con las Águilas Cibaeñas en el campeonato
que arranca el 15 de este mes.
Con estas instrucciones se busca que Ramírez no desperdicie muchos lanzamientos y reduzca las
bases por bolas, que es su punto de enfoque.
“Tuve problema con el control porque siempre estaba buscando localizar los envíos por los
alrededores del plato”, explicó Ramírez al comparecer como invitado a la rueda de prensa virtual
organizada por el Departamento de Comunicaciones y Prensa.
Para lograr su objetivo Ramírez trabajará en colocar su slider en la zona de strike, sin desperdiciar
pitcheos como hacía en el pasado.
En cuanto a su rol dijo preferir ser abridor, pero que hará lo que decida el manager y el equipo de
Seattle.
Águilas y Marineros
Después de tomarse un sorbito de una entrada en la temporada 2018/2019 con las Águilas, Yohan
Ramírez estuvo más activo en el campeonato pasado.
El derecho de 25 años vio acción en cinco juegos, todos como relevista, que fueron suficientes
para dejar claras sus virtudes de gran ponchador.
En apenas 6.0 entradas que vio acción, Ramírez abanicó a nueve adversarios, otorgando tres bases
por bolas. Tuvo marca de 0-2 con 9.00 de efectividad y un WHIP de 1.33.
Un debut que le marcó.
Durante su entrevista virtual Yohan recordó el momento en que debutó en Grandes Ligas el 24 de
julio con los Marineros, dijo que fue inolvidable porque lo hizo contra su equipo original los
Astros de Houston.
“Quería hacerlo bien para mostrarles el talento que tengo, mi corazón estaba acelerado, pero logré
hacer un trabajo impresionante” indicó Ramírez, que pasó a Seattle desde los Astros en el Draft
de regla 5.
El primer salvamento.
El 30 de agosto Ramírez fue llamado al montículo en el Ángel Stadium en la décima entrada con
una ventaja de una carrera, su primera situación de salvamento, contra la cima del orden al bate
de Los Ángeles. El novato de la Regla 5 ponchó a Luis Rengifo y Shohei Ohtani, dio un pasaporte
intencional a Mike Trout y luego retiró a Anthony Rendon con un elevado.
Con el uniforme de Grandes Ligas laboró en 16 juegos, con un trabajo de 20.2 de episodios, donde
su bola rápida se hizo sentir con 26 ponches propinados, más de uno por entrada.
Tuvo marca de 0-0 y salvó tres partidos para los Marineros, con seis carreras limpias, regaló 20
boletos y tuvo un WHIP de 1.33, en la recortada temporada de Grandes Ligas.
Un final de temporada de impacto.
En sus últimas 10 salidas Ramírez dejó huellas de un potencial por encima del promedio y del 28
de agostos al 27 de septiembre las estadísticas lo reportaron con 0-0, 1.86 de efectividad en 9.2
entradas, en las que solo cedió 4 hits, dos carreras, transfirió nueva y ponchó igual cantidad de
bateadores.
En el 2017 se reportó a las Águilas, pero Houston lo detuvo y el equipo fue campeón. “Eso me
dolió”, dijo Ramírez que ahora espera ganar esa corona.
Sin embargo, el año pasado estuvo con los amarillos y considera que fue de mucha ayuda lo que
aprendió con el staff de coaches del conjunto.
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