Por DiMaggio Abreu
Con frecuencia solemos leer en periódicos y despachos de prensa o escuchar en televisión y la radio expresiones como “el deporte está de luto” o tal disciplina “está de duelo”.
A estas suele apelarse cuando fallece una personalidad deportiva: atleta, dirigente o propulsor de alto perfil; o en casos de tragedias extremas que suponen pérdidas múltiples de vidas, que entonces adquieren la dimensión de duelo universal.
Pero tales expresiones nunca se utilizan para personas que no trascendieron al gran público a través de los medios masivos, aunque su accionar impactara al deporte y las comunidades donde dejó un legado.
Tal es el caso del ciudadano Augusto García Mena, un propulsor deportivo que dejó huellas en su comunidad natal, Los Limones de Villa Tapia, provincia Hermanas Mirabal; en Santo Domingo con la Liga de Softbol Cenovicenses Ausentes; y en Barsequillo, Bajos de Haina, donde falleció a los 78 años la noche del jueves 9 de mayo de 2024.
Agustín fue de esos entusiastas hombres de campo donde no hay un play y aprovechaban cualquier espacio para improvisar juegos como recreación y suplir el anhelo de la juventud para practicar el deporte de su pasión.
En su caso se estableció en un terreno que a la postre pudo adquirir con recursos propios y pidiendo, el cual dejó como legado a la comunidad Los Limones. En ese play dio sus primeros pasos y enfiló su camino hasta alcanzar las Grandes Ligas de Estados Unidos, Corea y Japón, el malogrado 3B Andy Marte, quien ya como profesional improvisó partidos con amigos de la pelota invernal y la MLB.
En ese play se alternan las prácticas del béisbol y softbol entre locales o en intercambios con otras comunidades y pueblos, y desde hace más de una década también es usado por haitianos que hacen vida en la zona para improvisar animados y a veces tensos partidos de fútbol.
El entusiasmo de Augusto García Mena rayaba en lo quimérico, al punto que en los años 80s tuvo la osadía de organizar un equipo de béisbol superior que participó bajo su dirección en representación de su campo durante tres temporadas en el AA de la entonces Provincia Salcedo (hoy Hermanas Mirabal) del cual formó parte como jardinero central el licenciado Valentín Contreras, hoy ejecutivo de la LIDOM.
Luego, García se estableció con su familia en los Bajos de Haina, donde conformó una liga infantil de béisbol, a la que dio su nombre, con el mismo espíritu y filosofía de enseñar el juego y dar espacio a la niñez y evitar que tomaran malos caminos.
Cuando en la capital se formó la Liga de Softbol Unión de Cenovicenses Ausentes (Unicea), Agustín García fue parte integral de la misma, fungiendo como manager del equipo Los Limones, que compartía la misma con el Madrid y Los Indios, además de dirigir la potente selección de la liga que compitió contra los mejores del afamado torneo Chata del DN.
Par de años antes de su partida, Agustín pidió a su hoy viuda, Carmen de García, que en su féretro lo colocaran con una camisa de un uniforme de los Cenovicenses, por supuesto, del equipo Los Limones, color azul, deseo que fue cumplido.
En su velatorio en una funeraria de Haina, Valentín Contreras, acompañado del general ® (FAD) José Luis Núñez y quien escribe (como expresidentes de los Cenovicenses, junto al también jugador Alberto Núñez), hizo un recuento de vida del deportista, hombre recto, solidario, amante de su comunidad y de la familia que fue Agustín García Mena.
Un exsíndico de Haina, Luis Concepción, aprovechó la ocasión para expresar el tipo de vecino y ciudadano honorable que fue Agustín desde su llegada a Balsequillo. “Nunca trabajé con un hombre tan serio, honrado y solidario como Agustín García. Te fuiste, pero te quedaste con nosotros”, remató.
¡Con la partida de un ciudadano como Agustín García Mena, también se puede proclamar que el deporte está de luto!
DiMaggio Abreu
Premio Nacional de Literatura Deportiva 2007, RD
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