Hoy tengo el honor de presentar la primera columna de mi hijo Jaime Alberto Ortiz Guerrero.
Tiene ocho años de edad.
Ha manifestado inquietudes por escribir crónicas, relatando sus experiencias en el deporte y que los lectores las conozcan desde la perspectiva de un niño.
Agradecemos a Dios por la vida de Jaime y que quiso seguir los pasos que di en la crónica deportiva.
Tuve el privilegio de ingresar a la crónica a los 15 años de edad y siempre recibí el apoyo y el estímulo de Manolito Jiménez.
Hoy vuelvo a agradecer a Manolito por incentivar a Jaime.
Esperamos disfruten su primera entrega, en la cual él presenta el impacto que le produjo el partido entre Águilas y Licey en el estadio Quisqueya Juan Marichal el pasado 2 de noviembre y el juego final de la Copa Mundial de Fútbol Femenino U17 (José Alberto Ortiz B.).
Mi papá me lleva a los partidos de béisbol desde que tengo 2 años.
Siempre, antes de los partidos, me baja al campo de juego.
Nos permiten la entrada porque mi papá es el abogado de LIDOM y fue periodista deportivo por muchos años.
El sábado 2 de noviembre, jugaron Águilas y Licey en el estadio Quisqueya.
Como siempre, fuimos al terreno y ahí nos encontramos con Manolito, amigo de mi papá y colaborador desde que escribía crónicas.
Manolito me tomó una foto y me dijo que me iba a subir en el periódico digital si yo quería escribir.
Me encantó la idea, dije que sí y él le dijo a mi papá que enviara todo lo que yo escriba para publicarlo.
El plan de mi papá era que yo conociera a Yadier Molina, Luis Polonia y Miguel Tejada. Nos colocamos cerca del pasillo donde salen los jugadores y entrenadores de las Águilas para esperarlos, hasta que salió Luis Polonia.
Él nos saludó y mi papá me explicó delante de él que cada vez que le ponía el bate a la pelota, era un hit. Me sorprendió saber del propio Luis Polonia que jugó hasta los 47 años de edad.
Me preguntó si yo jugaba béisbol, le dije que jugaba fútbol y me contestó que yo parecía un jugador de fútbol (juego desde los 3 años de edad).
Después de un tiempo, salió Yadier Molina.
Mi papá me explicó antes que él saliera que Yadier fue uno de los mejores catchers en la historia del béisbol.
Antes creía que el cátcher sólo existía para recibir los lanzamientos del pitcher.
Pero, después, mi papá me explicó que el cátcher es el único jugador que está de frente a los demás jugadores y los ve a todos, porque es quien se encarga de llevar el juego y tiene que ser una persona muy inteligente porque es quien le indica al lanzador lo que debe tirar y lo que no.
Por eso, muchos catchers cuando se retiran son managers, como el caso de Yadier Molina.
Después de tirarnos nuestra foto con él, tuvimos que esperar un buen rato hasta que Miguel Tejada salió y mi papá me lo presentó.
Aceptó tirarse una foto conmigo, pero no pude hablar con él porque el juego iba a comenzar.
Comenzó el partido y como no había cenado, le pedí a mi papá que me comprara unos pollitos.
Luego, subimos al palco de la directiva del Licey y nos encontramos con un amigo de mi padre.
Se llama Fernando José Ravelo y mi papá me explicó que, en una época, era quien manejaba el Licey y buscaba los jugadores que iban a participar.
Haciendo ese trabajo, ganó 4 campeonatos.
Después que hablamos con él, bajamos a saludar a unos tíos míos que estaban en el partido. Luego, nos sentamos a ver el juego y pude ver a las Águilas remontar de una desventaja 1-0 para con un hit irse arriba 2-1, ya que tenían dos corredores en las bases.
Cómo iba a llover, mi papá me dijo que nos fuéramos a la casa porque el estadio estaba lleno de gente. Al llegar a la casa, ya estaba lloviendo y las Águilas ganaron 3-1.
Al otro día, me desperté con emoción.
Era el día del último juego de la Copa Mundial de Fútbol Femenino Sub-17. Ya mi papá me había llevado a dos partidos.
El primero, Inglaterra le ganó a Japón en tanda de penales y el segundo, de las semifinales, España le ganó a Inglaterra tres a cero.
La razón de mi emoción fue porque desde el sábado, mi papá me dijo tenerme una sorpresa. Mi hermana y yo nos la pasamos preguntando y él no nos decía nada.
Llegó el día del partido, fuimos a buscar a un amigo colombiano de mis padres, que se llama Omar Jaramillo.
El está casado con una dominicana llamada Yamell García y ellos son muy apasionados con el fútbol, igual que yo.
Llegamos al estadio Olímpico y me sorprendió la cantidad de personas que había. Nos tomó tiempo parquearnos y mi papá tuvo que pagar 500 pesos por el parqueo.
Me sorprendí bastante. Nunca pensé ver tanta gente en un juego de fútbol en mi país.
Me puse más contento porque al entrar al estadio pude ver a mi abuela sentada en el VIP. Ella estaba acompañando a mi primo Noé, que trabajó como voluntario.
Me sorprendí de que mi papá consiguió boletas cerca del campo. Me encantó.
Vi una muchacha de la FIFA con unos niños y Omar y mi papá me dijeron que le pidiera a ella que me pusiera a concursar.
Fui donde ella y le dije que si podía aparecer en la pantalla.
Ella me puso al lado de otro niño, creo se llamaba Sebastián y de repente estábamos en un concurso y nos pusieron en la pantalla del estadio.
La muchacha me preguntó mi nombre por el micrófono y le dije mi nombre y que apoyaba a España.
El concurso trataba quien más tiempo durara gritando gol.
Por España, éramos el otro niño y yo.
Por Corea del Norte, había muchos participantes.
Nosotros duramos once segundos y el grupo de Corea del Norte duraron más, porque creo tomaban aire y hacían pausas, por ser muchos.
Al final, no me puse triste porque me regalaron una libreta de la FIFA y la estoy usando para escribir notas.
Pensé esa era la sorpresa que mi papá me tenía guardada y me dijo no.
Un rato después, presentaron a Manny Cruz. Es uno de mis artistas favoritos.
Mi papá me dijo que esa era la sorpresa.
Nunca lo había visto cantar en persona y disfruté su presentación.
Comenzó el partido.
La primera mitad fue sin goles, con todo y el esfuerzo de Pau Comendador, la mejor jugadora del torneo.
Ella es del Real Madrid y creo será la principal jugadora de España cuando llegue a la categoría de mayores. Antes de la segunda mitad, el público hizo una ola.
Fue mi primera ola y la disfruté muchísimo.
Llegó la segunda mitad. Vi a Corea del Norte muy activa. Omar, mi papá y yo estábamos confundidos.
Yo juego fútbol y me voy cansando mientras el juego va avanzando.
Las coreanas se veían más fuertes y corrían más rápido que en la primera mitad. Con todo y su cansancio, Pau Comendador, cerca del minuto 61, corrió por la banda, se la pasó a Celia Segura (jugadora de mi club, FC Barcelona) que anotó un gol.
Cuatro minutos después, Corea del Norte anotó un gol y se empató el juego.
Para mí, esa pelota estaba fuera de juego.
Los españoles la reclamaron, pero el VAR le dio la razón a Corea del Norte.
Las españolas estaban muy agotadas y nos fuimos a penales.
Me preocupé cuando España falló un tiro en el segundo intento, pero me tranquilicé cuando la portera Laia López paró el segundo tiro de Corea del Norte.
Cuando anunciaron a Pau Comendador, dijimos que España se iba arriba y fue sorpresa cuando la mejor jugadora del torneo pateó y el balón le dio al poste. Me puse muy, pero muy triste, Corea del Norte terminó ganando la tanda de penales 4-3 y se coronó campeona del mundo.
Puedo decirles que Celia Segura y Pau Comendador, tercera y segunda mejor jugadoras del torneo, serán las mejores futbolistas españolas del futuro junto a la portera Laia López.
Pude ver un equipo español que estoy seguro podrá ganar un Mundial Sub-20 o un Mundial de Mayores.
No quería que ganara Corea del Norte.
Ese país es gobernado por un dictador y no entiendo por qué la FIFA saca a Rusia de las competencias y permite que países como Corea del Norte e Irán participen.
Mi papá me dice que cuando sea mayor entenderé cosas que todavía a mi edad no comprendo.
Pero, puedo decir que con ocho años disfruto el deporte y tengan por seguro que cada experiencia que tenga en los estadios y canchas se las contaré por esta columna.
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