Por DiMaggio Abreu
Para culminar el 2024 en lo que concierne a esta columna y con la finalidad de extender a un tríptico el tema tratado en las dos recientes entregas, el de estelares lanzadores del béisbol amateur que gravitaron hace alrededor de cinco décadas, puestos en contexto por una persona autorizada como el otrora receptor Juan –Piñao- Ortiz.
Recordamos que, en opinión del entonces cátcher de la UASD y la Selección Nacional, entre tantos excelsos del montículo de dicha época sitúa en primer plano al trío conformado por el zurdo Johnny Olivo, los diestros José Joaquín Tineo y Wilfredo Fernández.
Al final ofreció las cualidades de un cuarteto de calibre que antes no pudimos detallar: Julio César –Marichal- Domínguez, Rafael –Faíto- Ramos, Federico –Fellé- Asencio y Gabriel –Gaby- Salazar.
“Domínguez quizá no estuvo al nivel de ellos (Olivo, Tineo y Wilfredo), pero no muy lejos”, refirió sobre el nativo de San Cristóbal que actuó con Haina y Meteoro.
“Fue un excelente lanzador que por su alzada de pierna trajo el apodo de ‘Marichal’; lanzaba por arriba y tres cuartos del brazo, sus rompientes variaban en distintos ángulos y mostraba tres o más curvas porque les quitaba velocidad”.
Según la descripción de Ortiz, J.C. Domínguez combinaba bien la recta, lucía fuerte cuando mezclaba bien, “un lanzador de lanzamientos bajos y siempre en las fronteras, nunca por el centro (del pentágono)”.
A ‘Faíto’ Ramos, nativo de San Francisco de Macorís, lo describió como dominante y controlado, “raro entre los zurdos”. Muy buenas curvas de varios ángulos, tanto por arriba como ¾ del brazo, que se enterraban luego de cruzar el pentágono.
El zurdo podía cruzar el plato de extremo a extremo con un rompiente como con su recta.
“Ramos era retador, desafiaba a los bateadores, no se inmutaba con el contrario; fue exitoso desde su pueblo y al llegar a la Capital, con la UASD; su entusiasmo lo llevó a jugar como jardinero antes de que surgiera el bateador designado, porque fue muy buen bateador y corredor”, lo elogió.
A ‘Fellé’ Asencio, lo definió como “extraordinario”, de lanzamientos laterales, generalmente sinker siempre en movimiento hacia adentro y que se caían.
Los combinaba con sus curvas hacia afuera, bien pronunciadas, siempre a altura de las rodillas; tiraba por encima del brazo y combinaba bien; muy agresivo en la zona de strike; un retador y gran competidor, no le corría la bola a nadie”.
Lanzó con la Fuerza Aérea en el béisbol militar, Haina y Meteoro en el Distrital.
Por quien de último preguntamos a ‘Piñao’ Ortiz fue por Gabriel Salazar, otro nativo de San Francisco de Macorís que triunfó en su ciudad natal, Santiago y la Capital con el Central Río Haina, Meteoro y la UASD.
“Gaby fue un pitcher de control con todos sus lanzamientos; lo mejor era la localización y eso lo hacía más dominante; muy pausado sobre el montículo, lo cual provocaba que su recta, de buena velocidad, fuera más efectiva combinada con sus curvas. Fue muy exitoso por sus formas”.
Así culminamos un tríptico de entregas sobre serpentineros estelares de la mejor época del béisbol amateur dominicano (la de 1970 y parte de los 80), inolvidable para quienes la vivieron y que esperamos sirva de referencia a quienes no. Por demás, una tranquila y suculenta Navidad y un 2025 de esperanzas y sueños cumplidos para todos.–
DiMaggio Abreu
Premio Nacional de Literatura Deportiva 2007, RD
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